viernes, 30 de marzo de 2012

#CanariosAislados (e indignados)


Canarias ha vivido en los últimos años una revolución en el transporte aéreo que le ha permitido acercarse más que nunca a la Península. El aumento de las conexiones desde las Islas, impulsado definitivamente por la introducción de las compañías low cost, permitió un aumento de la competencia y una rebaja definitiva del coste del billete.

Este nuevo escenario, consolidado a mitad del decenio pasado, consiguió desterrar postales de color sepia, cuando un vuelo en clase turista desde las Islas a la Península tenía un precio inalcanzable para casi cualquier familia de clase media. Valga la anécdota personal: en los 80 y los 90, mi familia -Navidad tras otra- llegaba a pagar hasta 500.000 pesetas por cuatro pasajes destino Valencia.

Es un caso personal, pero estoy seguro de que los que lean esta columna conocerán casos similares. Afortunadamente el paulatino incremento de la subvención al transporte, junto a la citada competencia, estableció un escenario muy favorable en términos económicos, situando el precio medio de un billete (previo colapso de Spanair) desde Canarias a Madrid entre los 65 y 100 euros.

Esta nueva realidad ha permitido una revolución total que ha tenido un resultado claro: la articulación de dos artículos de la ConstituciónEspañola -concretamente el 9.2 y el 138.1-  que no solo recogen el principio de solidaridad entre territorios, sino que determinan literalmente  la obligación del Estado de eliminar aquellos obstáculos “que impidan o dificulten (…) la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social [del país]”.

Por tanto, no es una concesión gratuita. Es un mandato constitucional. Y ha tenido un resultado muy positivo. Entre otros, para los estudiantes que se desplazan a cursar estudios fuera y que, hasta no hace tanto tiempo, tenían restringidas sus visitas familiares en fechas señaladas como Navidad, Semana Santa o verano por el alto coste del trayecto.

Con la decisión que hemos conocido este viernes, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, este escenario de normalidad se pone en entredicho. La rebaja de un 16,5 por ciento (65 millones de euros) sobre la subvención al transporte aéreo establece un nuevo escenario cuyo impacto habrá que cuantificar.

Más aún cuando está reciente la quiebra de la compañía Spanair, lo que ha reducido la oferta de plazas y por tanto provocado un incremento en el coste medio del billete que está teniendo consecuencias no solamente para los canarios, sino para todos aquellos que visitan las Islas.

Esta situación retrotrae a Canarias a momentos del pasado. Espero que no sea a los grises años 80, cuando volar era un acontecimiento (también para el bolsillo).  Y las aeronaves eran aquellos vetustos DC-9 de Aviaco donde la gente fumaba sin parar y había ciudadanos de primera y segunda clase…

 ALGUNOS DATOS
Cabe recordar que la actual deducción del 50 por ciento del precio billete para los ciudadanos residentes (en Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla) se estableció en 2007, tras paulatinos incrementos en esta subvención, que han permitido una reducción del 52,5 por ciento  del precio total tomando como referencia el año 1993.


Actualmente, el Estado y la comunidad autónomo financian al 50 por ciento esa rebaja, que se establece de media en los 63,15 euros para los vuelos con la Península y en 28 euros en los trayectos interinsulares.

martes, 27 de marzo de 2012

El ejemplo danés

Cuando uno se enfrenta a un dilema de difícil solución tiene dos salidas. O exprimirse el cerebro para dar con la respuesta o fijarse en alguien que se haya topado con el mismo problema con anterioridad y aplicar la fórmula que le procuró éxito.

En Canarias venimos escuchando desde hace más de una década, y desde distintos ámbitos de la sociedad, que las Islas son un territorio casi paradigmático para el desarrollo de las energías renovables. Los incontables días de sol, las horas de viento y la siempre presente fuerza del mar constituyen un regalo que la naturaleza ha entregado al Archipiélago.

Esta potencialidad no ha sido pasada por alto en el discurso de todos los representantes de la clase política.  Pero a la vista del actual nivel de desarrollo de las energías renovables en Canarias, cabe preguntarse si han hecho algo para conseguirlo.

Atendiendo a los datos del Plan Energético de Canarias  –documento aprobado por el Parlamento en  2007 y que marca las líneas estratégicas del sector con un horizonte marcado en el año 2015- la fuente principal de energía en la que se apoya el sistema en las islas es el petróleo. Las renovables aportan al denominado mix energértico un exiguo 0,6 por ciento del total.

Dentro de tres años este panorama debería transformarse con un incremento de las ‘energías limpias’ hasta el 8,1 por ciento. Al mismo tiempo se prevé la reducción del petróleo del 99 por ciento actual  al 72 por ciento. El 20 por ciento restante del sistema energético se apoyará en una nueva fuente de energía en Canarias no exenta de polémica: el gas.

Estos datos, que no son nuevos, sí se producen en un nuevo contexto: la aprobación de las prospecciones petrolíferas frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura. Esta decisión del Gobierno de España, que ha lanzado a las calles a miles de canarios contrarios a estos sondeos, parece haber disipado la verdadera cuestión de fondo: el modelo energético al que aspiramos en Canarias.

Este es el escenario en el que surge la conexión danesa. El país nórdico se ha marcado un objetivo que a simple vista parece inasumible: prescindir en 2050 de los combustibles fósiles. Podría resultar contradictorio que esta decisión la haya tomado una nación que dispone precisamente de estos recursos, que explota en el Mar del Norte.

Sin embargo, como explica el catedrático de Planificación Energética danés Henrik Lund, les resulta igual de rentable exportar gas y petróleo que vender la tecnología con la que fabricar aerogeneradores y otros dispositivos de aprovechamiento de la energía que aporta la naturaleza.

Lund recuerda que tras las dos grandes crisis del petróleo en los años 70, Dinamarca se vio obligada a restringir  el uso del vehículo privado ante la escasez total de carburante. Desde entonces, a pesar del incremento de la demanda, han conseguido estabilizar el consumo de esta fuente, que han ido compensando sobre todo con el desarrollo de energías limpias.

Si disponemos del maná de las renovables, ¿por qué el Parlamento canario no se atreve a dar el paso y a fijarse un objetivo a medio plazo de potenciación de las energías limpias más ambicioso que el 8 por ciento previsto para 2015 en el Pecan? ¿Por qué no se potencia una verdadera industria en torno a estas energías más allá de proyectos puntuales como el previsto para la Isla de El Hierro o el sur de Gran Canaria?

Con los actuales objetivos no solo dependeremos de las energías fósiles en un 90 por ciento, sino que no estaremos garantizando una eventual incidencia que pueda afectar a los países suministradores, dado que el crudo que pueda llegar a extraerse frente a Canarias no tendrá un impacto real en la dependencia energética de las Islas. Copiemos el modelo danés. Marquemos objetivos más amplios que los actuales.

UN PLANETA ENFERMO

Por otra parte, la combustión de gas y petróleo, que provoca la liberación de CO2 a la atmósfera, está generando estragos en la Tierra. El profesor Michael McElroy, catedrático de Estudios Medioambientales en Harvard, no duda cuando afirma que este año no ha habido invierno en los Estados Unidos. Por momentos, las temperaturas han sido en algunos puntos de la geografía americana tan cálidas como en verano.

Al mismo tiempo, se están produciendo fenómenos anormales a lo largo del globo terráqueo, como devastadoras inundaciones en Australia, inusuales olas de frío en Europa o la ausencia de lluvias allí donde eran más frecuentes.

“Vivimos un momento crítico para este planeta. No solo se está calentando, sino que la contaminación  del suelo genera un verdadero problema alimentario”, alerta McElroy, que recuerda que las previsiones indican que en 2020 habrá en la tierra alrededor de 10.000 millones de habitantes.

Esto tendrá, a su juicio, una consecuencia directa en grandes migraciones en busca de zonas donde las personas puedan alimentarse. Sin embargo, este propósito no será fácil de conseguir. “Antes si cambiaba el clima la gente migraba; pero ahora no se puede, porque nos topamos con las fronteras”, recuerda.

Este catedrático apunta hacia la presión que ejercen sobre el consumo de este tipo de combustibles Estados Unidos, China o Asia, estos dos últimos en plena fase de desarrollo, países que renuncian por el momento a instalarse en el discurso ‘verde’ asumido, con más o menos intensidad, por otra parte del planeta.

En este sentido, McElroy señala que lejos de renunciar a las energías fósiles e investigar en fuentes alternativas, las grandes compañías del sector han invertido en métodos que permitan la extracción en yacimientos petrolíferos que, por su situación, eran descartados hace algunos años.

Michael McElroy y Henrik Lund han participado este martes en el VII Seminario Internacional de Comarcas Sostenibles en Agüimes (Gran Canaria)

domingo, 25 de marzo de 2012

La masa crítica


En el campo de la física se denomina masa crítica a la cantidad mínima de material necesario para que se mantenga una reacción nuclear. Este concepto ha sido tomado prestado por la sociología,  que se refiere al mismo de una manera muy similar, aludiendo al número indispensable de personas que son requeridas para que un fenómeno concreto tenga lugar.

Este sábado el movimiento de oposición a la instalación del petróleo en Canarias había convocado en todo el Archipiélago –así como en Madrid y Barcelona- una primera oleada de manifestaciones para expresar la disconformidad de la ciudadanía con la implantación de esta industria frente a las costas orientales de Lanzarote y Fuerteventura.

Se trataba de la prueba de fuego para medir la capacidad de movilización de las distintas organizaciones que están en pie de guerra desde que, el pasado 16 de marzo, fuera anunciado la aprobación del Real Decreto que finalmente da vía libre a Repsol para que inicie los sondeos en aguas canarias.

La primera valoración que se puede realizar, cuando apenas han transcurrido dos horas de la finalización de las manifestaciones, es que existe un movimiento social independiente, ajeno a grupos ecologistas y a partidos políticos, que ha salido a la calle para rechazar la decisión adoptada por el Consejo de Ministros a instancias del titular de Industria, José Manuel Soria.

Estas personas, que han asistido de forma numerosa especialmente en Fuerteventura, Lanzarote y Gran Canaria, han expresado además su firme apuesta por la consecución de un cambio de modelo energético, rechazando el crudo y gritando consignas a favor de las denominadas energías limpias, de amplio desarrollo en Canarias por sus particulares condiciones climáticas.

Cabe preguntarse si los acontecimientos de este sábado permiten extraer una lectura significativa que ayude a entender la posición de la sociedad de las islas con respecto al petróleo. O lo que es lo mismo, si puede inferirse que estas manifestaciones implican un rechazo mayoritario del pueblo canario a las intenciones del Gobierno de España.

Atendiendo al número de participantes, no. En la mejor de las aproximaciones, este sábado han salido a las calles un total de 70.000 personas en todas las islas, 10.000 de las cuales lo habrían realizado únicamente en Fuerteventura. Este dato sí es más significativo, ya que representa aproximadamente al 10% de su población total.

Eso sin tener en cuenta que la Delegación de Gobierno habría rebajado la estimación de los organizadores desde las 70.000 a las 16.000 personas. Asumiendo que la cantidad de 70.000 manifestantes fuera válida, no parece razonable extrapolar que el tres por ciento de la población de las Islas pueda determinar la posición de los dos millones de habitantes del Archipiélago.

Haciendo un repaso al número de personas que acudieron a otras manifestaciones que han marcado la historia de esta comunidad, 70.000 participantes es un dato que no debería alertar al Gobierno del Estado, especialmente a la hora de valorar una posible reconsideración de su reciente Real Decreto.

Por citar tres ejemplos: 100.000 personas fueron a la manifestación en Tenerife de rechazo a la OTAN en 1986; 20.000 salieron en Gran Canaria en 2005 para exigir la construcción de la carretera Agaete-La Aldea y 300.000 abarrotaron Las Palmas de Gran Canaria en marzo de 1988 exigiendo la construcción de una universidad en Gran Canaria. Esta última ha sido la más extensa de la historia de esta comunidad.

Pero tampoco se puede entender que la no participación de buena parte de la sociedad en los actos que habían sido programados para hoy  supone una aprobación implícita al petróleo. Es más, este movimiento es muy reciente, apenas tiene dos semanas de vida, y en tan corto espacio de tiempo ya ha conseguido generar una extensa base social de rechazo a las prospecciones.

Y eso nos lleva al comienzo del texto. ¿Existe una masa crítica en las Islas que facilite el crecimiento de este movimiento? La respuesta es favorable y quién sabe si en la próxima convocatoria de manifestaciones este número se multiplica. Será entonces cuando las leyes de la física ayuden a determinar si la reacción que comenzó hace dos semanas no solo se mantiene, sino que crece de forma sostenida en el tiempo.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Doble mortal de Canarias contra el petróleo. Sobre las prospecciones (y II).

Las Islas han vivido históricamente de espaldas a Marruecos, a pesar del exiguo lazo de mar que nos une con un país y un continente –el africano- con el que el Archipiélago y sus habitantes han asumido desde tiempos antediluvianos que tienen poco que ver.  El canario siempre se ha sentido emocional y culturalmente más vinculado a Latinoamérica, no sin motivos de peso.

Pero lo cierto es que hasta ahora hemos mirado hacia oriente cuando las cosas venían mal dadas. Bien porque el reino alauí colocaba más tomate del pactado en los mercados europeos, bien porque prohibían a los barcos canarios faenar en los bancos de pesca saharianos, bien porque desde sus costas partían en barquillas hacia las Islas miles de personas desesperadas en busca de una vida mejor.

Desgraciadamente, con la cuestión petrolífera, las Islas deberán volver a mirar otra vez hacia donde menos están acostumbradas. Es decir, hacia el este. Nos guste o no, tendremos que poner el ojo en Marruecos. La posibilidad de paralizar la ejecución del Real Decreto que autoriza a Repsol a realizar las prospecciones en el Archipiélago es, según expertos como el jurista Javier Díaz-Reixa, factible.  

Eso sin contar la previsible  presión ciudadana canalizada a través de los distintos grupos ecologistas y de oposición al petróleo que se están organizando en distintos puntos del territorio isleño, con en especial intensidad, en Fuerteventura y Lanzarote. 

Pero en el supuesto hipotético de que se cancelaran o retrasaran los trabajos de Repsol, ¿qué pasaría con los permisos entregados por Marruecos a empresas del sector petrolero para comenzar los sondeos este mismo año bajo sus aguas? Aquí van algunas claves que ayudarán a entender el difícil panorama legal y ecológico con el que se tropiezan las Islas en este segundo caso.

LAS CORRIENTES

Empecemos por la parte que atañe al medio ambiente. Las licencias que Marruecos ha concedido a Tangiers Petroleum Ltd. y a Pura Vida Energy para realizar las prospecciones contemplan que éstas sean llevadas a cabo en varios bloques situados frente a Tarfaya, en un área extensa,  de unos 15.000 kilómetros cuadrados. Sin embargo, los sondeos se harán en zonas relativamente cercanas a las Islas, a unos 60 kilómetros.

La gran cuestión no es ya la proximidad que existe entre el Archipiélago y las zonas de prospección y futura extracción, sino como explica el catedrático de zoología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Santiago Hernández, la conexión en cuanto a las corrientes marinas que existe con la costa africana.

“Hay un transporte neto continuo entre África y Canarias”, explica sin dejar lugar a dudas Hernández. Este transporte, que varios científicos de distintas universidades han estudiado durante años con el lanzamiento de boyas seguidas por GPS o con mediciones de la temperatura del mar, incluye desde larvas a partículas, plancton o especies como la caballa o la sardina.

De ahí que actualmente los especialistas puedan asegurar sin lugar a equivocarse que más allá de las consecuencias puramente ecológicas derivadas de la instalación de plataformas en aguas de Marruecos, un vertido desplazaría hasta todas las islas el petróleo derramado en aguas territoriales del país vecino.

Es decir, que por el sistema de corrientes, aquello que ocurra en la costa africana afectará a todo el Archipiélago, no sólo a Fuerteventura y Lanzarote; sin olvidarnos de que los mismos estudios demuestran que el derrame podría avanzar más allá de los 500 kilómetros, pudiendo darse la paradoja de que un hipotético vertido en aguas marroquíes llegara a desplazarse, incluso, hasta Madeira.

MALA SALIDA LEGAL

¿Y cómo podría Canarias defenderse de este posible perjuicio en caso de accidente en Marruecos? Desgraciadamente, existen pocas herramientas. Según Díaz-Reixa, la única opción que tiene Canarias para evitar la instalación de la industria petrolera frente a sus costas, aunque en aguas marroquíes, es pedir ayuda a la Unión Europea para que ésta presione políticamente al Reino de Marruecos.

“Marruecos no es firmante de tratado medioambiental alguno”, explica el abogado, que recuerda que este país tiene una normativa “muy laxa” en cuanto a la protección de los valores naturales.  Dada la actual situación, la única salida que tendría el Archipiélago es presionar para que, por ejemplo mediante la consecución de tratados preferentes en la distribución de productos del sector primario, la UE convenciera a Marruecos de que se olvidara del petróleo.

Pero Marruecos no va transigir. El petróleo es un negocio mucho más lucrativo. Y muestra de eso y del momento determinante que vive la carrera petrolífera en el país vecino es la reacción de Tangiers Petroleum Ltd. y Pura Vida Energy cuando se les requiere para realizar una entrevista con sus directivos.

La empresa que lleva la gestión de la comunicación de ambos, que curiosamente es la misma, te despacha con un bucólico: “it turns out the companies have a lot on their plate at the moment and are not in a position to comment at this time”. Es decir, que se están jugando mucho y nos les conviene entrar a valorar ninguna 
cuestión que rodee este tema.

Por ello la lucha de los canarios contra la industria del oro negro se prevé larga y con distintos frentes, dado que si bien el frente español podría llegar a detenerse, el flanco marroquí de la cuestión no solo permanece abierto, sino disparado hacia su consecución con un objetivo claro a corto plazo: la apertura de dos pozos previstos para mediados de año.

Si desertas, no esperes ser bienvenido. Sobre las prospecciones (I)


El pasado viernes el Consejo de Ministros aprobaba de forma sorpresiva –la decisión no se esperaba al menos hasta el verano- el Real Decreto que da luz verde a Repsol para llevar a cabo las prospecciones petrolíferas frente a Canarias.  

Estaban pendientes de ser realizadas desde 2001,  cuando otro gobierno del Partido Popular, entonces liderado por José María Aznar, puso en marcha el proceso administrativo necesario para confirmar que bajo el lecho marino que se extiende al este del Archipiélago se esconde, al menos, el 10 por ciento del consumo de crudo en España.

Esta decisión, tomada paradójicamente por el ministro de Industria canario José Manuel Soria, ha conseguido levantar un frente común en las Islas de oposición a las futuras prospecciones.

Tanto desde la sociedad civil, a través de movimientos ecologistas y ciudadanos, como desde las instituciones canarias –cabildos, ayuntamientos y Ejecutivo regional- se han apresurado a rechazar el Real Decreto, que califican de perjudicial para los intereses regionales, tanto desde el punto de vista económico, por sus efectos nocivos sobre el turismo, como medioambiental.

Sin embargo, parece poco probable que Canarias vaya a enfrentarse desde la unidad a esta luchar por evitar que Repsol perfore definitivamente  en los cuadrantes delimitados frente a Lanzarote y Fuerteventura.

Los ecologistas ya han precisado que no estarán al lado del Ejecutivo autonómico, y en particular de su presidente, Paulino Rivero, que por cierto ha hecho de su frontal negativa a las prospecciones una bandera con la que tapar a los 279.000 parados que hay censados en Canarias, un paño que le ha servido también para acusar al Gobierno de España de comportarse con  las Islas del mismo modo en que las antiguas metrópolis lo hacían con sus colonias.

Esta ausencia de un bloque común contra uno de los mayores riesgos ecológicos a los que se ha enfrentado esta región, según explican la mayoría de los expertos, se debe a la posición mantenida por Coalición Canaria, no hace tanto tiempo, en cuestiones vitales para la biodiversidad de este territorio, en especial, el Catálogo de Especies Amenazadas.

A pesar de haber encontrado la oposición más encarnizada de la mayoría del mundo académico, así como de los movimientos ecologistas, Coalición Canaria –y el Partido Popular- defendieron a capa y espada en el Parlamento  la aprobación del nuevo catálogo, la construcción del Puerto de Granadilla o la instalación (futura) del gas en Gran Canaria y Tenerife.

Mención aparte requiere el Partido Socialista Canario (PSC-PSOE), cuyo secretario regional y vicepresidente autonómico, José Miguel Pérez, no escondió hace algo más de un año su predisposición a que Repsol llevara a cabo los trabajos de exploración argumentando, dijo entonces,  que solo veía “ventajas” tanto en seguridad como en cooperación.

Entre ese momento y ahora han mediado unas elecciones regionales y su posterior incorporación al pacto con el que junto a los nacionalistas gobiernan en las Islas Canarias, y en virtud del cual,  Pérez es ahora vicepresidente del Gobierno canario. Ay, qué dura es la hemeroteca de los periódicos para según qué cosas.

Ante tal panorama, y durante una charla informativa este martes en Las Palmas de Gran Canaria organizada por Ben Magec, este colectivo se apresuró a clarificar su posición respecto al neo-medioambientalismo de CC y PSC. “No habrá boda con el Gobierno de Canarias. No compartimos ni coincidimos su postura en temas como el gas o el catálogo de especies. No nos casaremos con ellos”, han afirmado de manera rotunda.

Un ejercicio previsible de coherencia de este grupo ecologista, uno de los mayores azotes de Coalición Canaria en todas aquellas decisiones recientes que han afectado a los valores naturales del Archipiélago. Lamentablemente cabe preguntarse si no sería más eficaz para la consecución del objetivo que Gobierno regional y ecologistas crearan un frente común con el que luchar por la paralización de las prospecciones.

Pero éstos últimos están legitimados para mirar al Ejecutivo Regional, dada su actual composición y el historial que les avala, y recordarles que si un día desertaron de la causa medioambiental, no pueden esperar ahora ser bienvenidos.

sábado, 17 de marzo de 2012

Una puerta hacia el '63.

Tras caminar un rato encima de una antigua conducción de agua, atravesando un bosque de eucaliptos, se llega a este rincón difícil de clasificar. Las pinturas de colores vivos junto al olor del laurel extendido al sol de media tarde invitan a los sentidos a relajarse. Es un entorno a medio camino entre lo irreal y lo mágico, al pie de un barranco. El círculo se cierra cuando alguien te dice: “Bienvenido. Has llegado a la Casa de las Brujas”. 

Jenz, Korbi, Jacob y Kadi están subidos al tejado esperando para dar la bienvenida a Baba Uino (pseudónimo), mi guía y precursor del proyecto que ha revolucionado este pedazo de tierra. Es el único español en este cruce espontáneo de nacionalidades que convive en las medianías de la Isla de Gran Canaria. Aquí, en el lugar más insospechado, experimentan lo que ellos consideran una vida libre y plena, respetuosa con el medio ambiente y alejada de cualquier dogma que hunda sus raíces en el siglo XXI.

Se conocieron hace unos meses haciendo barco-stop en el muelle de Las Palmas de Gran Canaria. Este lugar es un punto habitual de reunión de jóvenes, en su mayoría europeos, que se enrolan de forma gratuita en las tripulaciones de las embarcaciones a vela que cruzan el Atlántico con destino al Caribe. A cambio prestan servicios a bordo, como limpiar, cocinar o ayudar en las labores de navegación.

Por entonces, Baba llevaba algún tiempo recuperando poco a poco esta vivienda olvidada a unos kilómetros de sus zonas habituales de juego cuando era niño. Localizada en el pueblo del que procede parte de su familia, la Casa de las Brujas se convirtió en la excusa perfecta para olvidar temporalmente al continente americano. 

Unas horas después, esta nueva familia disfuncional pero con sólidos valores comunes, había encontrado junto a la antigua Selva de Doramas un hogar en el que compartir sus vidas hasta que cada uno volviera a poner rumbo a su próximo destino, desconocido incluso para ellos.

Tras limpiar y recoger toda la basura acumulada en el interior, se pusieron manos a la obra para habilitar  los caminos que rodean y dan acceso a la casa, recuperar las acequias o extraer la tierra y piedras acumuladas en los dos aljibes que surten a la ducha o la cocina, y que llenan gracias a la lluvia.

“Sólo nos hemos gastado algo de dinero para comprar en la ferretería 30 metros de tubería”, explica uno de ellos, con la que han distribuido el agua por distintos puntos de la vivienda: cocina, ducha –en el antiguo alpendre de los animales- o zonas de cultivo.

No hay electricidad, por lo que sus ritmos diarios vienen determinados por la luz solar. Solo disponen de unos minúsculos paneles fotovoltaicos -construidos artesanalmente por Jacob- con los que cargan pequeños aparatos eléctricos, como un reproductor de música que lleva acoplados unos altavoces.

Todo lo que puedan necesitar, desde comida, ropa o utensilios para trabajar en el campo, lo reciclan. Además, han plantado una pequeña huerta con ajos, cebollas o acelgas y gracias a un libro sobre plantas medicinales han descubierto que la casa está rodeada de distintas hierbas con las que hacer infusiones, aderezar la comida o perfumar la casa. Con la leña que recogen  hacen el fuego para comer o para calentarse cuando hace frío.

“Buscamos en el contenedor que está en el exterior del supermercado al final del día. Es increíble como en un pueblo tan pequeño como éste se pueden llegar a desechar hasta 30 kilos de comida en perfecto estado en un solo día. Frutas, verduras, queso, carne o pan, muchas veces dentro de los envases cerrados”, cuenta Korbi, la única chica del grupo.

Es del norte de Alemania, tiene 26 años, unos grandes ojos color turquesa y un historial recorriendo el mundo desde hace más de un lustro. Reconoce que al comienzo muchos vecinos en el pueblo –que no llega a los 8.000 habitantes-  les miraban con rareza poco acostumbrados a ver personas rebuscando ropa o comida en la basura.

“Si sonríes a la gente, nunca tienes problemas”,  afirma esta joven, que recuerda el primer día que junto a dos de sus compañeros se paseó por el pueblo mientras ellos llevaban falda y ella pantalones. “Todo el mundo los miraba como si estuvieran locos”, continúa. “Si ya hubo una revolución cuando las mujeres decidimos llevar pantalones, ¿por qué los hombres no iban a tener la suya para llevar falda?”, dice.

En la casa no hay normas.  Las puertas nunca se cierran y están abiertos a que se sume cualquier persona que decida compartir el espacio que han ocupado, en el que aprovechan para pintar, hacer música o meditar.  Eso sí, debe imperar siempre el respeto. Es la única condición, junto a la de echar una mano en las tareas diarias que permiten mantener la casa al día.

“Nos gusta vivir en la naturaleza, en paz. Alejados de las ciudades. Aprovechando todo aquello que la tierra nos da”, cuenta con tranquilidad Jenz mientras se lía un cigarro. “Tratamos de aprovechar y cuidar todo lo que podemos el campo”. Si arrancan una pita que entorpece un camino, inmediatamente es replantada en otro lugar donde pueda seguir su vida.

Están contentos en Gran Canaria, donde destacan el ritmo sosegado de la gente. “Una de las primeras palabras que aprendimos en español fue tranquilo”, dicen entre risas. Caminan descalzos y encuentran con soltura la forma de buscar asiento en el suelo.  Kadi, también de origen alemán, hace poco que se hizo daño en un dedo.

“Al rellenarme la ficha me preguntaba la médico: ¿en qué trabajas? No trabajo. ¿Dónde vives? En el campo. ¿A qué te dedicas? A viajar y vivir en tranquilidad.  Mientras se lo decía ella me miraba con curiosidad y acabó diciéndome: ¡yo quiero también tener esa vida!”, cuenta detrás de una tupida barba que esconde su verdadera juventud.

Pero todos ellos insisten que es más sencillo seguir su modelo, a pesar de la absoluta carencia de comodidades, que el nuestro, marcado por las hipotecas, la compra del coche y la “permanente necesidad de consumo”.  Sin embargo, todos saben que su estancia en la isla llegará antes o después a su fin.

Será entonces cuando el destino que un día los juntó en este paraje mágico, los vuelva a separar. “¿No les dará pena? Quizá no se vuelvan a ver más”, pregunto tras ver la fuerte conexión desarrollada entre todos. 
“Seguro que nos volvemos a encontrar. El mundo es muy grande, pero no hay muchos sitios bonitos como éste donde podamos ir”, contestan. 

Pie: La Casa de las Brujas, desde la distancia.

Pie: Korbi, Jacob, Kadi y Jenz, en el tejado.

Pie: En esta zona guardan ropa reciclada para cualquiera que venga a la casa.

Pie: Vistas sobre el barranco de Azuaje, desde la casa.
                                    
Pie: Jenz y Kardi, en el taller de música (nota: las fotos solo se publican en B/N, salvo aquellos casos donde el color aporte valor explicativo). Las paredes, al fondo, convertidas en murales.

Pie: Despensa con parte de la comida que rescatan de los restos desechados por el supermercado.