Esta semana una persona que trabaja en una entidad
financiera de Gran Canaria me confirmó, en el transcurso de una conversación
informal, lo que llevo sospechando varias semanas. Que hace meses se registra, coincidiendo con
los momentos de mayor tensión en torno a la situación económica de España, una
retirada paulatina de los depósitos de extranjeros comunitarios que residen en
las Islas Canarias.
La percepción de inseguridad y de riesgo de colapso del
sistema han producido, según me explicaba, que estos clientes hayan ido repatriando
el dinero a sus países de origen, después de haber elegido bancos españoles en
los tiempos de bonanza económica.
El principal motivo por el que eligieron Canarias para
transferir cantidades que suelen rondar entre los 35.000 y los 100.000 euros
era la ventajosa fiscalidad para las rentas de capital en España, más
competitivas que las existen en otros estados miembros de la Unión Europea.
Mientras que hasta finales del año 2011 en nuestro país se tributaba entre el 19 y el 21 por ciento del beneficio obtenido por ahorros o
inversiones, en Alemania esta cantidad se elevaba hasta el 25 por ciento, por
citar un ejemplo.
A los atractivos de residir en el Archipiélago, por sus
condiciones climáticas, se unía hasta hace poco un entorno favorable que hizo a
muchos de ellos tomar la decisión de transferir parte de su capital a entidades
españolas. Sin embargo la situación ha cambiado de pleno.
Por un lado, nuestro país no ofrece ya las garantías y el
contexto propicio para invertir. Permanentes dudas sobre si España será
intervenida -que lo está de facto, según
muchos economistas- si será rescatada o si saldrá finalmente del euro, han
configurado un panorama desfavorable que no invita a estos extranjeros a
mantener su dinero en manos de la banca española.
Por otro lado, la ventajosa fiscalidad citada anteriormente
ha sido modificada. Desde comienzos de 2012 el contribuyente debe pagar más por
sus ahorros e inversiones, decisión que ha sido tomada en el contexto de una
mayor necesidad de ingresos por parte del Estado. Así, el nuevo arco fiscal
para estos productos se mueve ahora entre el 21 y el 27 por ciento.
Aunque el Banco de España no dispone de las cantidades
desagregadas por comunidades autónomas, en la siguiente tabla se puede observar
como entre los meses de enero y febrero de 2012 la cantidad total depósitos en
manos de residentes en otros países de la zona euro disminuyó en España desde
los 84.638 millones a 77.903 millones de euros. Este dato ha fluctuado en los
últimos meses de forma considerable.
Sin embargo, no deja de ser paradójico que, al tiempo que los
países europeos más azotados por la crisis financiera (como España y Grecia) se
‘desangran’ económicamente, Alemania roza cotas históricas con los citados
depósitos bancarios, como refleja esta información del prestigioso portal
económico Bloomberg.
Mientras que Grecia perdió en febrero, respecto a junio de
2009, un 28 por ciento de sus depósitos y España dejaba escapar un 5% en los últimos meses de 2011, Alemania
incrementaba su cifra en un 10% tomando como referencia mayo de 2010, hasta
alcanzar los 215 billones de euros.
Por tanto, a falta de datos concretos de las entidades
bancarias que confirmen que esta realidad se está produciendo en las Islas, podemos
al menos destacar que el contexto actual no convence en absoluto a los
extranjeros, que se están llevando el dinero de los países del sur de Europa y
poniéndolos a buen recaudo allá donde piensan que estará más seguro.
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